EL VINO DEBERÍA SER UN REFLEJO DEL SUELO, DEL TOTAL DE SU ENTORNO. DEBEMOS CUESTIONAR TODO AQUELLO QUE NOS ALEJE DE ESE CONCEPTO.”
Viñedo de la Couleé de Serrant
La industria del vino se olvidó de respetar y cuidar al campo. La cantidad se volvió más importante que la calidad, y poco a poco le fuimos prestando menos atención a todo el veneno que contienen los vinos industriales convencionales de hoy en día.
Queremos un vino libre que sea un tributo a su origen, a la tierra, y a las manos que lo hacen.
La calidad de nuestras sidras y vinos siempre va de la mano del cuidado y atención que le damos a cada paso del proceso: desde la tierra de donde provienen, hasta que llegan a tu mesa.
No utilizamos químicos ni añadiduras. Nuestros barrigones andan al natural, siempre conservando la pureza de su origen. Mientras más libres, mejor.
Nos gusta cortar nuestras frutas a mano. La selección de la uva y de la manzana es clave en el vino y sidra natural, por lo que desde el principio es algo a tener en cuenta.
Tanto la uva como la manzana tienen que estar en una maduración ideal, con los niveles de azúcar y pH perfectos para la fermentación natural. Prestamos especial atención en dejar a un lado las frutas que puedan estar pasadas ya que pueden perjudicar todo el proceso.
Después de la cosecha, se vuelve a verificar a mano que la fruta esté en buenas condiciones. Mientras hacemos esto, se mantiene en un lugar fresco para evitar una fermentación prematura. Se separa a mano el racimo de la uva. La idea aquí es apachurrarla para sacar la mayor cantidad de jugo, que es lo que después fermentaremos.
En nuestros vinos de maceración carbónica se deja la mitad de las uvas enteras y la otra mitad apachurradas. En los vinos blancos únicamente dejamos el jugo y no usamos la cáscara, para evitar la oxidación.
Para el vino tinto y el anaranjado, el jugo de las uvas fermenta junto con sus cáscaras, así agarrarán más color, aroma, sabor y cuerpo.
En el caso del vino blanco, debemos separar el jugo de la cascara. Para eso usamos una prensa manual; así exprimimos la fruta con delicadeza para no romper las semillas y extraer la mayor cantidad de jugo posible.
Nuestras fermentaciones son salvajes; esto quiere decir que dejamos que la levadura ambiental haga su trabajo, no añadimos levadura adicional a la que ya existe en el aire.
Se fermenta en tinas de madera o tanques de acero inoxidable de 14 a 18 días. Aquí es muy importante el trabajo de revolver de 3 a 5 veces al día para obtener mejores aromas. Se controla la temperatura para evitar la pérdida de aromas, agregando placas de hielo varias veces al día para mantenerlo por debajo de los 24°C.
Nuestros vinos pasan por barricas roble francés de tercer uso, y las sidras por barricas de roble americano, algunas nuevas, y otras de segundo uso de bourbon.
Buscamos que nuestros vinos y sidras tengan toques de madera leve, pero que la fruta sea siempre la protagonista de cada botella.
Una vez fuera de la barrica, reposan en vidrio, para finalmente envasar.
Vino tal cual es. Envasamos sin filtrar y sin ningún tipo de aditivo (huevo, pectinas, conservadores, sulfitos, etc).
No nos molesta encontrar un poco de residuos, eso es vino natural.
EL VINO DEBERÍA SER UN REFLEJO DEL SUELO, DEL TOTAL DE SU ENTORNO. DEBEMOS CUESTIONAR TODO AQUELLO QUE NOS ALEJE DE ESE CONCEPTO.”
Viñedo de la Couleé de Serrant
La industria del vino se olvidó de respetar y cuidar al campo. La cantidad se volvió más importante que la calidad, y poco a poco le fuimos prestando menos atención a todo el veneno que contienen los vinos industriales convencionales de hoy en día.
Queremos un vino libre que sea un tributo a su origen, a la tierra, y a las manos que lo hacen.
La calidad de nuestras sidras y vinos siempre va de la mano del cuidado y atención que le damos a cada paso del proceso: desde la tierra de donde provienen, hasta que llegan a tu mesa.
No utilizamos químicos ni añadiduras. Nuestros barrigones andan al natural, siempre conservando la pureza de su origen. Mientras más libres, mejor.
Nos gusta cortar nuestras frutas a mano. La selección de la uva y de la manzana es clave en el vino y sidra natural, por lo que desde el principio es algo a tener en cuenta.
Tanto la uva como la manzana tienen que estar en una maduración ideal, con los niveles de azúcar y pH perfectos para la fermentación natural. Prestamos especial atención en dejar a un lado las frutas que puedan estar pasadas ya que pueden perjudicar todo el proceso.
Después de la cosecha, se vuelve a verificar a mano que la fruta esté en buenas condiciones. Mientras hacemos esto, se mantiene en un lugar fresco para evitar una fermentación prematura. Se separa a mano el racimo de la uva. La idea aquí es apachurrarla para sacar la mayor cantidad de jugo, que es lo que después fermentaremos.
En nuestros vinos de maceración carbónica se deja la mitad de las uvas enteras y la otra mitad apachurradas. En los vinos blancos únicamente dejamos el jugo y no usamos la cáscara, para evitar la oxidación.
Para el vino tinto y el anaranjado, el jugo de las uvas fermenta junto con sus cáscaras, así agarrarán más color, aroma, sabor y cuerpo.
En el caso del vino blanco, debemos separar el jugo de la cascara. Para eso usamos una prensa manual; así exprimimos la fruta con delicadeza para no romper las semillas y extraer la mayor cantidad de jugo posible.
Nuestras fermentaciones son salvajes; esto quiere decir que dejamos que la levadura ambiental haga su trabajo, no añadimos levadura adicional a la que ya existe en el aire.
Se fermenta en tinas de madera o tanques de acero inoxidable de 14 a 18 días. Aquí es muy importante el trabajo de revolver de 3 a 5 veces al día para obtener mejores aromas. Se controla la temperatura para evitar la pérdida de aromas, agregando placas de hielo varias veces al día para mantenerlo por debajo de los 24°C.
Nuestros vinos pasan por barricas roble francés de tercer uso, y las sidras por barricas de roble americano, algunas nuevas, y otras de segundo uso de bourbon.
Buscamos que nuestros vinos y sidras tengan toques de madera leve, pero que la fruta sea siempre la protagonista de cada botella.
Una vez fuera de la barrica, reposan en vidrio, para finalmente envasar.
Vino tal cual es. Envasamos sin filtrar y sin ningún tipo de aditivo (huevo, pectinas, conservadores, sulfitos, etc).
No nos molesta encontrar un poco de residuos, eso es vino natural.
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